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Cuando aterrice en los hogares, que será muy pronto, cualquier persona podrá fabricar una pieza de repuesto para un electrodoméstico, sustituir un plato roto al momento o diseñar sus propias gafas. Muchas industrias deberán repensar su futuro para sobrevivir a este ejército de artesanos domésticos.
La última utilidad de las impresoras tridimensionales es aún más sorprendente: la construcción. Un arquitecto holandés, Janjaap Ruijssenaars, se ha propuesto fabricar una casa utilizando una impresora de este tipo en 2014. El presupuesto rondará los 4 o 5 millones de euros y empleará un sistema llamado estereolitografía, que produce un material de resistencia parecida a la del mármol.
Imagen de la vivienda de Janjaap Ruijssenaars |
Foster + partners ha diseñado para la ESA un hábitat que se fabricará en la luna utilizando como material base el regolito (fragmentos rocosos de la superficie lunar) mezclado con tinta estructural para alcanzar la resistencia necesaria. Con esta mezcla se construirá una especie de cascarón sobre una cúpula inflable para protegerla del impacto de micro meteoritos y de la radiación solar.
Las impresoras actuales alcanzan un ritmo de 2 metros a la hora, pero con la siguiente generación se podrían alcanzar los 3,5 metros, lo que permitiría construir un edificio en una semana.
Uno de los módulos estructurales 3D |
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